Declaración de la Presidenta de la República, Dilma Rousseff, en cadena nacional de radio y televisión
Mis amigas y mis amigos,
Todos nosotros, brasileñas y brasileños, seguimos con gran atención las manifestaciones que vienen teniendo lugar en el país.
Ellas muestran la fuerza de nuestra democracia y el deseo de los jóvenes de hacer que Brasil avance.
Si sabemos aprovechar bien el impulso de esta nueva energía política podremos hacer, mejor y más rápido, muchas cosas que Brasil aún no ha podido realizar por causa de limitaciones políticas y económicas.
Pero si dejamos que la violencia nos lleve a perder el rumbo, no solamente estaremos desperdiciando una gran oportunidad histórica, sino también correremos el riesgo de echar a perder muchas cosas.
Como Presidenta, tengo la obligación tanto de escuchar la voz de las calles como de dialogar con todos los sectores, pero todo en el marco de la ley y el orden, indispensables para la democracia.
Brasil ha luchado mucho para convertirse en un país democrático. Y también está luchando mucho para convertirse en un país más justo.
No ha sido fácil llegar a donde hemos llegado, así como tampoco es fácil llegar a donde quieren muchos de los que salieron a las calles.
Sólo lograremos que eso se convierta en realidad si fortalecemos la democracia, el poder de los ciudadanos y los poderes de la república.
Los manifestantes tienen el derecho y la libertad de cuestionar y criticar todo. De proponer y exigir cambios. De luchar por más calidad de vida.
De defender apasionadamente sus ideas y propuestas. Pero tienen que hacerlo en forma pacífica y ordenada.
El Gobierno y la sociedad no pueden aceptar que una minoría violenta y autoritaria destruya el patrimonio público y privado, ataque templos, incendie automóviles, apedree autobuses y trate de llevar el caos a nuestros principales centros urbanos.
Esa violencia, fomentada por una pequeña minoría, no puede empañar un movimiento pacífico y democrático.
No podemos convivir con esa violencia que avergüenza a Brasil.
Todas las instituciones y los órganos de seguridad pública deben contener, dentro de los límites de la ley, todas las formas de violencia y vandalismo.
Con equilibrio y serenidad, pero con firmeza, seguiremos garantizando el derecho y la libertad de todos.
Les aseguro a ustedes: vamos a mantener el orden.
Brasileñas y brasileños,
Las manifestaciones de esta semana han aportado lecciones importantes: las tarifas han bajado y las reivindicaciones de los manifestantes han ganado prioridad nacional.
Tenemos que aprovechar el vigor de estas manifestaciones para producir más cambios que beneficien a la población brasileña en su conjunto.
Mi generación luchó mucho para que la voz de las calles fuese oída. Muchos fueron perseguidos, torturados y murieron por ello.
La voz de las calles tiene que ser oída y respetada. Pero no se la puede confundir con la bulla y las atrocidades de algunos alborotadores.
Soy la presidenta de todos los brasileños. De los que se manifiestan y de los que no se manifiestan.
El mensaje directo que llega desde las calles es pacífico y democrático.
Reivindica una lucha sistemática en contra de la corrupción y la malversación de fondos públicos. Todos me conocen. De este tema no desisto. Este mensaje exige servicios públicos de más calidad. Quiere escuelas de calidad; quiere atención de salud de calidad; quiere un transporte público mejor y a un precio justo; quiere más seguridad.
Quiere más.
Y para dar más, las instituciones y los gobiernos necesitan cambiar.
En los próximos días voy a conversar con los jefes de otros poderes para que sumemos esfuerzos.
Voy a invitar a los gobernadores y alcaldes de las principales ciudades del país a firmar un gran pacto en torno a la mejora de los servicios públicos.
El foco será: primeramente, en la elaboración del Plan Nacional de Movilidad Urbana, que privilegie el transporte colectivo .
Segundo, en asignar el 100% del petróleo a la educación.
Tercero, en traer de inmediato miles de médicos desde el extranjero para ampliar la atención en el SUS (Servicio Único de Salud).
Les anuncio que voy a recibir a los líderes de las manifestaciones pacíficas, a los representantes de las organizaciones juveniles, de los sindicatos, de los movimientos obreros y de las asociaciones populares.
Necesitamos sus contribuciones, reflexiones y experiencias. De su energía y creatividad, de su confianza en el futuro y su capacidad para cuestionar los errores del pasado y del presente.
Brasileñas y brasileños,
Tenemos que oxigenar nuestro sistema político. Encontrar mecanismos que hagan a nuestras instituciones más transparentes, más resistentes a la delincuencia y, sobre todo, más permeables a la influencia de la sociedad.
Es a la ciudadanía, y no al poder económico, a quien hay que escuchar en primer lugar.
Quiero contribuir a la construcción de una amplia y profunda reforma política, que amplíe la participación popular.
Es un error pensar que cualquier país puede prescindir de partidos, y en especial, del voto popular, base de cualquier proceso democrático.
Debemos hacer un esfuerzo para que el ciudadano tenga mecanismos de control más amplios sobre sus representantes.
Necesitamos mucho, pero muchísimo, formas más eficaces para combatir la corrupción.
La Ley de Acceso a la Información, que se aprobó en mi gobierno , deberá extenderse a todos los poderes de la república e instancias federativas.
Tal ley es un poderoso instrumento que tienen los ciudadanos para fiscalizar el uso correcto del dinero público.
La mejor manera de combatir la corrupción es con transparencia y rigor.
En relación con la Copa, quiero aclarar que el dinero que el gobierno federal ha gastado en los estadios proviene de financiación que será debidamente pagada por las empresas y los gobiernos que están explotando dichos estadios.
Jamás permitiría que esos recursos saliesen del presupuesto público federal, en detrimento de sectores prioritarios como la salud y la educación.
En realidad, hemos aumentado bastante los gastos de los sectores de salud y educación. Y vamos a aumentarlos cada vez más. Confío en que el Congreso Nacional aprobará el proyecto que presenté para que todas las regalías provenientes del petróleo sean gastadas exclusivamente en la educación.
No puedo dejar de mencionar un tema muy importante que tiene que ver con nuestra alma y nuestra manera de ser.
Brasil, el único país que ha participado en todas las Copas,, cinco veces campeón mundial, siempre ha sido muy bien recibido en todas partes.
Tenemos que darles a nuestros pueblos hermanos la misma bienvenida generosa que recibimos de ellos. Respeto, cariño y alegría. Así es como tenemos que tratar a nuestros huéspedes.
El fútbol y el deporte son símbolos de paz y convivencia pacífica entre los pueblos.
Brasil merece y hará una gran Copa.
Mis amigas y mis amigos,
Quiero repetir que mi gobierno está oyendo las voces democráticas que piden cambio.
Quiero decirles a quienes han salido, pacíficamente, a las calles: ¡Yo los estoy oyendo!
Yo no voy a permitirla violencia y los disturbios.
Será siempre en paz, con libertad y democracia, que vamos a continuar construyendo juntos nuestro gran país.
BUENAS NOCHES