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DISCURSO DE LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA EN LA III CUMBRE DE LA CELAC
Celac
San José, 28 de enero de 2015
Integrantes de las delegaciones de los países miembros de la CELAC,
Invitados especiales,
Señoras y señores,
Quisiera expresar mi agradecimiento al presidente Guillermo Solís y al pueblo de Costa Rica por organizar esta Cumbre y por la cálida bienvenida que nos han dado.
Los países que integran la CELAC, pese a las diferentes visiones de mundo que tienen, han privilegiado la integración regional. En 2008, en una reunión en Brasil, los Jefes de Estado y de Gobierno latinoamericanos y caribeños fueron capaces de formular su propia agenda, la cual representa los intereses de América Latina y el Caribe. Transcurridos seis años, a partir de aquel encuentro hemos desarrollado nuestra relación y tenemos motivos para celebrar.
Recientemente, fuimos testigos de un hecho de transcendencia histórica: el anuncio de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Así comienza a salir de la escena latinoamericana y caribeña el último vestigio de la Guerra Fría en nuestra región. No tengo duda de que la CELAC ha sido un catalizador de dicho proceso. Fueron necesarios coraje y sentido de responsabilidad histórica por parte de los presidentes Raúl Castro y Barack Obama para dar ese importante paso.
Los dos Jefes de Estado se merecen nuestro reconocimiento por la decisión que han tomado, beneficiosa para cubanos y estadounidenses, pero especialmente para todos los ciudadanos del continente. Se merece asimismo nuestro reconocimiento el Papa Francisco, por su importante contribución en este proceso.
No podemos olvidar, sin embargo, que el bloqueo económico, financiero y comercial de los Estados Unidos a Cuba todavía sigue vigente. Tal medida coercitiva, sin amparo en el derecho internacional, que afecta al bienestar del pueblo cubano y perjudica el desarrollo del país, debería, estoy segura, desde el punto de vista de todos los países representados aquí, ser superada. Brasil, al financiar la construcción del Puerto de Mariel, inaugurado paralelamente a la Cumbre de la CELAC en La Habana, actuó en favor de una integración amplia. Agradecemos al gobierno y al pueblo cubano la gran contribución que vienen haciendo a Brasil para brindar servicios básicos de salud a 50 millones de brasileños.
Amigos y amigas, Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno,
El lema de la III Cumbre de la CELAC, «Construyendo Juntos», basado en la lucha contra la exclusión social, no es un mero ejercicio de retórica. Quisiera decir que en Brasil hemos logrado resultados extraordinarios en la lucha contra la exclusión social.
Entre 2002 y 2013, el porcentaje de personas que vivían en situación de inseguridad alimentaria, es decir, que padecían hambre, disminuyó del 10 % al 1,7 %. Y en 2014 y 2015 ese porcentaje tiende a cero. Gracias a este esfuerzo nuestro país ha sido declarado fuera del Mapa del Hambre de la FAO, un hito para nosotros y para nuestra historia.
En el marco del Programa «Bolsa Familia» creamos un valor mínimo de ingreso por debajo del cual ningún brasileño debe encontrarse. En los últimos cuatro años, pasamos a complementar el ingreso familiar y, de esta manera, 22 millones de brasileños han superado la pobreza extrema, repito, tan solo en los últimos cuatro años. Pues en el período del gobierno Lula, entre 2013 y 2010, hicimos un esfuerzo muy grande en esa dirección. Por tal motivo, pusimos en marcha un programa de búsqueda de los más pobres, conscientes de que no son los pobres que tienen que buscar al Estado, sino de que el Estado tiene el deber de invertir en esa búsqueda, para llevar a todos sus ciudadanos los derechos y las nuevas oportunidades que se han abierto para ellos.
De esa manera, estamos prácticamente sacando de la miseria a la población residual que aún no había sido alcanzada. Para ellos, al mismo tiempo logramos que 1 570 000 jóvenes de las familias más pobres contaran con cualificaciones para el mercado laboral y, así, aumentaran sus ingresos; medio millón de personas de esas familias han construido pequeñas empresas; 1 300 000 pequeños y micro empresarios, también oriundos del Bolsa Familia, accedieron a crédito para producir y mejorar su condición social. En la región más seca de Brasil, un millón de familias extremamente pobres tuvieron acceso al agua y conquistaron su autonomía y seguridad hídrica.
Estamos rescatando a los brasileños de la pobreza extrema y creando nuevas oportunidades para que progresen y mejoren continuamente sus vidas. Creemos que la superación de la pobreza extrema y la miseria es solo un comienzo. Para que los millones de ciudadanos y ciudadanas tengan prosperidad necesitamos tener un enfoque centrado en la educación de calidad –desde la guardería y la educación infantil hasta el posgrado– y en la construcción de una sólida capacidad de innovación de las empresas y el Estado en Brasil.
Para ello, estamos invirtiendo en investigación y desarrollo de tecnologías con el propósito de ampliar la competitividad de nuestras economías, invirtiendo en redes universitarias de alto nivel, y pusimos en marcha un programa de formación técnica destinado a 8 millones de personas pobres y muy pobres en Brasil. En este próximo cuatrienio, ofreceremos 12 millones de plazas.
Nuestras cifras son significativas. Entre los años 2011 y 2014 construimos y contratamos 3 750 000 viviendas a través del programa Mi Casa, Mi Vida 2. Ahora, para el 2018 nos hemos comprometido a construir 3 millones de hogares más a través del Mi Casa, Mi Vida 3. Para nosotros es muy importante y un gran orgullo saber que este proceso de inclusión social es común a todos nuestros vecinos en América Latina.
Todos los indicadores disponibles muestran que en la última década la pobreza y la pobreza extrema disminuyeron mucho en la región.
De todas las regiones del mundo, América Latina y el Caribe fue la que registró la mayor reducción del hambre entre 1990 y 2014. Es más, la prevalencia de personas malnutridas disminuyó en nuestra región del 15,3 % al 6,1 % en ese periodo.
Estimados colegas,
La situación de la región contrasta con una coyuntura económica mundial muy compleja. Seguimos enfrentando muchas dificultades. Parte de los efectos de la crisis fue mitigada gracias al modelo de desarrollo económico que hemos adoptado, con un fuerte énfasis en la inclusión social y en las políticas anticíclicas, en lo que se refiere al crecimiento económico. Somos conscientes de que la recuperación económica mundial, sin embargo, no está ocurriendo con la fuerza esperada.
Según la Organización Mundial del Comercio, en el 2010 el crecimiento del comercio mundial fue de un 2,8 %, mientras que en el 2013 disminuyó un 2,5 %. Y los datos del 2014 indican que continuó la contracción en el comercio internacional. Esos bajos índices se explican por factores tales como la lenta recuperación de la economía norteamericana, que no ha alcanzado todavía el nivel de consumo anterior a la crisis. A su vez, el estancamiento es una realidad en Europa y Japón. La desaceleración del crecimiento en China, según datos del Fondo Monetario, ha sido la más alta de los últimos 25 años.
La reducción de los precios de los productos básicos penaliza economías en todas partes del mundo, afectando a los ingresos y el crecimiento. En concreto, cabe mencionar la reducción de la cotización del petróleo y los minerales. La del petróleo, por ejemplo, se redujo en un 58,8 % (entre junio/14 y enero/15), y el precio del mineral de hierro, por ejemplo, registró una disminución de un 53 % (diciembre/13 a enero/15). Todo esto afecta a la región, a nuestra región, en la que se ha experimentado cierta reducción del margen de maniobra de la política macroeconómica en algunos países, el aumento del déficit de la cuenta corriente, de la inflación y del déficit fiscal. Todo ello exigirá atención y esfuerzo de los países de América Latina y el Caribe para estimular la competitividad de sus economías. A nosotros en América Latina y el Caribe nos recomiendan que estimulemos el comercio y la inversión intrarregional. Por otro lado, experimentamos una fuerte apreciación del dólar.
Al mismo tiempo, desgraciadamente, los subsidios distorsionan el comercio internacional y determinadas reacciones provocan escaladas arancelarias que dificultan las exportaciones de los países en desarrollo. Reitero que ante esta situación se hace urgente nuestra cooperación, dando prioridad al comercio intrarregional y, al mismo tiempo, siempre que sea posible, fomentando el desarrollo y la integración de nuestras cadenas productivas. Debemos asimismo cooperar con otras regiones.
En julio del 2014, lanzamos en Brasilia el Foro CELAC-China, cuyo propósito es promover la cooperación en infraestructura, energía, agricultura y educación. Hace dos semanas, nuestros Cancilleres participaron en la I Reunión del Foro CELAC-China en Beijing, en la cual aprobaron el Plan de Cooperación 2015-2019. La II Cumbre CELAC-Unión Europea, en el próximo mes de junio, será una oportunidad para discutir temas de interés para ambas regiones, como oportunidades de inversión y de comercio. Los países de la CELAC deben unirse para enfrentar los problemas de la economía mundial y retomar el crecimiento robusto.
Estimados Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno,
Aun con estas importantes alianzas externas y otras que seguramente vendrán, debemos recordar siempre que la integración comienza, prioritariamente, por los vecinos. Quisiera proponer que en el próximo período se cree un Foro Empresarial de la CELAC, en el que participen gobiernos y empresas. Su objetivo será desarrollar el comercio, aprovechar las oportunidades variadas que ofrecen nuestras economías y estimular, en lo posible, la integración productiva en el espacio CELAC, promoviendo nuestras relaciones con el resto del mundo.
Brasil valora el papel de la CELAC como instancia de cooperación y concertación, y ese será un paso para valorarla más. Fue en ese espíritu que promovemos la I Reunión Ministerial sobre Agricultura Familiar en Brasilia, en noviembre del 2014, con una expresiva participación de los Estados miembros de la CELAC.
Colegas Presidentes y Jefes de Gobierno,
La Declaración Política que adoptaremos en esta Cumbre trata de varios temas de importancia central para el conjunto de los países latinoamericanos y caribeños. Me refiero específicamente a la promoción del desarrollo sostenible y las políticas encaminadas a eliminar la pobreza y reducir la desigualdad. También aprobaremos el Plan de Acción, con las prioridades de cooperación regional para este año que comienza, en áreas como la educación, la cultura y el desarrollo industrial.
Quiero subrayar particularmente la aprobación del Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y la Erradicación del Hambre. Dicha decisión refleja el compromiso político de poner fin, para el 2025, al flagelo del hambre, del cual padecieron durante siglos millones de nuestros ciudadanos y que aún no ha sido completamente superado en nuestra región.
Querido amigo presidente Rafael Correa,
Le deseo mucho éxito en el mandato que ahora comienza. Estoy segura de que Ecuador cumplirá, de manera serena y competente, la tarea de liderar a la CELAC, contribuyendo a la construcción de los consensos necesarios en nuestra región. Buena suerte y buen trabajo. Una vez más, mis gracias al presidente Solís por esta cálida acogida y su generosa hospitalidad.
Muchas gracias.