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01-01-2014 - Discurso de la Presidenta de la República, Dilma Rousseff, durante el Compromiso Constitucional ante el Congreso Nacional - Congreso Nacional, 1° de enero de 2014

Señoras y Señores,

Señor Presidente del Senado Federal, Renan Calheiros,

Señor Vicepresidente de la República, Michel Temer,

Señor Presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves,

Señoras y Señores Jefes de Estado, Jefes de Gobierno, Vicejefes de Estado y Vicejefes de Gobierno que me honran con sus presencias aquí hoy.

Señor Presidente del Supremo Tribunal Federal, Ministro Ricardo Lewandowski,

Señoras y Señores Jefes de las Misiones Extranjeras y Embajadores acreditados ante mi Gobierno,

Señoras y Señores Ministros de Estado,

Señoras y Señores Gobernadores,

Señoras y Señores Senadores,

Señoras y Señores Diputados Federales,

Señoras y Señores representantes de la prensa,

Mis queridos brasileños y brasileñas.

 

Regreso a esta Casa con el alma llena de alegría, de responsabilidad, de esperanza. Siento alegría por haber vencido los desafíos y honrado el nombre de la mujer brasileña. El nombre de millones de mujeres guerreras, mujeres anónimas que vuelven a ocupar, encarnadas en mi figura, el más alto puesto de nuestra gran nación.

Encarno, también, otra alma colectiva que amplía aún más mi responsabilidad y mi esperanza. El proyecto de nación que es detentor del más profundo y duradero apoyo popular de nuestra historia democrática. Ese proyecto de nación triunfó y permanece debido a los grandes resultados que ha conseguido hasta ahora, y también porque el pueblo entendió que este es un proyecto colectivo y de largo plazo. Este proyecto pertenece al pueblo brasileño y, ahora más que nunca, vamos a gobernar para el pueblo brasileño y con el pueblo brasileño.

A partir del extraordinario trabajo iniciado por el gobierno del Presidente Lula, continuado por nosotros, tenemos hoy la primera generación de brasileños que no vivió la tragedia del hambre. Rescatamos a 36 millones de la pobreza extrema. 22 millones sólo en mi primer gobierno.

Nunca tantos brasileños ascendieron a las clases medias. Nunca tantos brasileños conquistaron tantos empleos formales. Nunca el salario mínimo y los demás salarios se valorizaron por tanto tiempo y con tanto vigor. Nunca tantos brasileños se volvieron dueños de sus propias casas. Nunca tantos brasileños tuvieron acceso a la enseñanza técnica y a la universidad. Nunca el Brasil vivió un período tan largo sin crisis institucionales. Nunca las instituciones fueron tan fortalecidas y respetadas y nunca se investigó y castigó con tanta transparencia la corrupción.

En nuestros gobiernos, cumplimos el compromiso fundamental de ofrecer a una población enorme de excluidos, de personas excluidas, los derechos básicos que deben asegurarse a cualquier ciudadano: el derecho de trabajar, de alimentar a su familia, de educar y creer en un futuro mejor para sus hijos. Eso, que significaba tanto para una población que tenía tan poco, se volvió poco para una población al fin que conoció gobiernos que la respetan, y que realmente se esfuerzan por protegerla.

La población quiso que nos quedáramos porque vio el resultado de nuestro trabajo, comprendió las limitaciones que el tiempo no impuso y concluyó que podemos hacer mucho más. El mensaje que el pueblo brasileño nos mandó no fue solo de reconocimiento y de confianza, sino también un mensaje de quien quiere ser más y mejor.

Por eso la palabra más repetida en la campaña fue cambio y el tema más invocado fue la reforma. Por eso, repito hoy, en esta solemnidad de asunción, ante ustedes: fui conducida nuevamente a la Presidencia para continuar con los grandes cambios del país y no traicionaré ese llamado. El pueblo brasileño quiere cambios, quiere avanzar y quiere más. Eso es también lo que yo quiero. Eso es lo que voy a hacer, sin temor pero con humildad, contando con el apoyo de esta Casa y con la fuerza del pueblo brasileño.

Este acto de asunción es, antes que nada, una ceremonia de reafirmación y ampliación de compromisos. Es la reinauguración de una nueva etapa en este proceso histórico de cambios sociales en Brasil.

Quisiera también renovar, en esta Casa, mi compromiso de defensa permanente y obstinada de la Constitución, de las leyes, de las libertades individuales, de los derechos democráticos, de la más amplia libertad de expresión y de los derechos humanos.

Queridos brasileños y brasileñas,

En mi primer mandato, el Brasil obtuvo un logro histórico: superamos la pobreza extrema. Pero como dije –y sé que es la convicción y la expectativa de todos los brasileños–, el fin de la miseria es sólo el comienzo. Ahora es tiempo de seguir con nuestro proyecto de nuevos objetivos. Es tiempo de mejorar lo que está bien, corregir lo necesario y hacer lo que el pueblo espera de nosotros.

Sí, en este momento, en vez de simplemente garantizar lo mínimo necesario, como ha sido el caso a lo largo de nuestra historia, tenemos que luchar para brindar lo máximo posible. Vamos a necesitar, tanto el gobierno como la sociedad, paciencia, coraje, persistencia, equilibrio y humildad para vencer los obstáculos. Y venceremos esos obstáculos.

El pueblo brasileño quiere democratizar, cada vez más, los ingresos, el conocimiento y el poder. El pueblo brasileño quiere educación, salud y seguridad de mejor calidad. El pueblo brasileño quiere aún más transparencia y más lucha contra todo tipo de crímenes, especialmente la corrupción y quiere además que el brazo fuerte de la justicia alcance a todos de manera igualitaria.

No tengo miedo de enfrentar esos desafíos, porque sé que no los voy a enfrentar sola, no enfrentaré sola esa lucha. Sé que cuento con el apoyo de ustedes, señoras y los señores parlamentarios, legítimos representantes del pueblo en este Congreso Nacional. Sé que cuento con el apoyo de mi querido Vicepresidente Michel Temer, compañero de todo momento. Sé que cuento con el esfuerzo de los hombres y mujeres del Poder Judicial. Sé que cuento con el fuerte apoyo de mi base aliada, de cada liderazgo partidario de nuestra base y con los ministros que estarán, a partir de hoy, trabajando a mi lado por el Brasil. Sé que cuento con el apoyo de cada militante de mi partido, el PT, y de la militancia de cada partido de la base aliada, representados aquí por el más destacado militante y mayor líder popular de nuestra historia, el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Sé que cuento con el apoyo de los movimientos sociales y de los sindicatos; y sé cuánto estoy dispuesta a movilizar a todo el pueblo brasileño en ese esfuerzo por un nuevo arranque de nuestro querido Brasil.

De la misma manera que demostramos ser posible crecer y distribuir riquezas, vamos a probar que se pueden hacer ajustes en la economía sin revocar derechos conquistados o traicionar compromisos sociales asumidos. Vamos a probar que después de haber llevado a cabo políticas sociales que sorprendieron al mundo, es posible corregir eventuales distorsiones y volverlas aún mejores.

Es imperioso, también, que implantemos prácticas políticas más modernas, éticas y, por lo tanto, más saludables. Eso es lo que vuelve urgente y necesaria la reforma política. Una reforma profunda que es responsabilidad constitucional de esta Casa, pero que debe movilizar a toda la sociedad en busca de nuevos métodos y nuevos caminos para nuestra vida democrática. Una reforma política que estimule al pueblo brasileño a recobrar su gusto y su admiración por la política.

Queridas brasileñas y queridos brasileños,

En este momento solemne de toma de posesión es importante que detalle algunas acciones y actitudes concretas que van a nortear nuestro segundo mandato.

Los cambios que el país espera en los próximos cuatro años dependen mucho de la estabilidad y de la credibilidad de la economía. Eso, para todos nosotros, no es novedad. Siempre orienté mis acciones por la convicción sobre el valor de la estabilidad económica, de la centralidad del control de la inflación y del imperativo de la disciplina fiscal, y la necesidad de conquistar y merecer la confianza de los trabajadores y de los empresarios.

Incluso en medio de un contexto internacional de extrema inestabilidad e incertidumbre económica, el respeto hacia esos fundamentos económicos nos permitió cosechar resultados positivos. En todos los años de mi primer mandato, la inflación permaneció debajo del techo de la meta y así seguirá siendo.

En la economía, tenemos con qué preocuparnos, pero también tenemos qué celebrar. El Brasil es hoy la 7ª economía del mundo, el 2° mayor productor y exportador agrícola, el 3er mayor exportador de minerales, el 5° país que más atrae inversiones extranjeras, el 7° país en acúmulo de reservas cambiales y el 3er usuario más grande de internet.

Además, es importante notar que la deuda neta del sector público es hoy más baja que en el inicio de mi mandato. Las reservas internacionales están en niveles históricos, cerca de lo US$ 370.000 millones. Las inversiones extranjeras directas alcanzaron, en los últimos años, volúmenes récord.

Más importante: la tasa de desempleo se ubica en los niveles más bajos en la historia de nuestro país. Generamos 5.800.000 empleos formales en un período en el que el mundo se sumergía en el desempleo. Sin embargo queremos avanzar aún más y necesitamos hacer más y mejor.

Por eso, en el nuevo mandato vamos a crear, por medio de una acción firme y sobria en la economía, un ambiente aún más favorable para los negocios, la actividad productiva, la inversión, la innovación, la competitividad y el crecimiento sostenible. Combatiremos sin descanso la burocracia. Todo eso con miras a lo que es más importante y prioritario: el mantenimiento del empleo y la valorización, muy especialmente del salario mínimo, que continuaremos asegurando.

Sé mejor que nadie que el Brasil necesita volver a crecer. Los primeros pasos de esta caminada pasan por un ajuste en las cuentas públicas, un incremento del ahorro interno, la ampliación de la inversión y el aumento de la productividad de la economía. Haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados. Reafirmo mi profundo compromiso con el mantenimiento de todos los derechos laborales y de seguridad social.

Tenemos conciencia de que la ampliación y la sostenibilidad de las políticas sociales exige equidad y corrección permanente de distorsiones y eventuales excesos. Una vez más, derrotaremos la falsa tesis que afirma que hay un conflicto entre la estabilidad económica y el crecimiento de la inversión social, de la ganancia social y de la inversión en infraestructura.

Al hablar de los desafíos de nuestra economía, realmente quisiera dejar una palabra a los millones de micro y pequeños emprendedores del Brasil. En mi primer mandato mejoramos y universalizamos el Simples y ampliamos la oferta de crédito para los pequeños emprendedores.

En este nuevo mandato quiero avanzar aún más. Pretendo remitir al Congreso Nacional un proyecto de ley creando un mecanismo de transición entre las categorías del Simples y los demás regímenes tributarios. Vamos a terminar con el abismo tributario que hace que los pequeños negocios tengan miedo de crecer. Y sabemos que, si el pequeño negocio no crece, el país tampoco crece. Nos dedicaremos también a ampliar la competitividad de nuestro país y de nuestras empresas.

Daremos prioridad al desarrollo de la ciencia, de la tecnología y de la innovación, estimulando y fortaleciendo las colaboraciones entre el sector productivo y nuestros centros de investigación y universidades.

Un Brasil más competitivo está naciendo también a partir de las sólidas inversiones en infraestructura, energía y logística. Desde 2007 fueron dos ediciones del Programa de Aceleración del Crecimiento –el PAC-1 y el PAC-2–, que totalizaron cerca de R$ 1 billón 600 millones en inversiones en miles de kilómetros de rutas, ferrocarriles; en obras en los puertos, terminales fluviales y aeropuertos. En expansión de la generación y de la red de transmisión de energía. En obras de saneamiento y conexiones de energía del Luz para Todos.

Con el Programa de Inversiones en Logística, dimos un paso hacia adelante, creamos asociaciones con el sector privado, implementando un nuevo modelo de concesiones que aceleró la expansión y permitió dar un salto de calidad en nuestra logística. Aseguramos concesiones de aeropuertos y de miles de kilómetros de rutas y la autorización para terminales privados en los puertos.

Ahora, vamos a lanzar el 3er PAC y el 3er Programa de Aceleración del Crecimiento y el segundo Programa de Inversión en Logística. Así, a partir de 2015 iniciaremos la implantación de una nueva cartera de inversión en logística, energía, infraestructura social y urbana, combinando inversión pública y, sobre todo, asociaciones privadas. Vamos a mejorar los modelos de regulación del mercado, garantizar que el mercado privado de crédito de largo plazo, por ejemplo, se expanda. Garantizar también que haya sustento para los proyectos de financiación de gran porte.

Reafirmo también mi compromiso de apoyar estados y municipios en la tan deseada expansión de la infraestructura de transporte colectivo en nuestras ciudades. Está en marcha en realidad una cartera de R$ 143.000 millones en obras de movilidad urbana en todo el Brasil.

Señalo que, en este nuevo mandato, daremos especial atención a la infraestructura que nos va a conducir al Brasil del futuro: la red de internet en banda ancha. En 2014, en un esfuerzo conjunto con este Congreso Nacional, dimos al Brasil una de las legislaciones más modernas del mundo en el área de internet, el Marco Civil de Internet. Reitero aquí mi compromiso de, en los próximos cuatro años, promover la universalización del acceso a un servicio de internet en banda ancha barato, rápido y seguro.

Quiero reafirmar asimismo el compromiso de seguir reduciendo los desequilibrios regionales, impulsando políticas transversales y proyectos estructurantes, especialmente en el Nordeste y en la región de la Amazonia. Ha sido decisivo mitigar el impacto de esta prolongada sequía en el semiárido nordestino, pero más importante aún será  la conclusión de la nueva y transformadora infraestructura de recursos hídricos perennizando más de 1.000 kilómetros de ríos, combinada con la importante inversión social en más de un millón de cisternas.

Señoras y Señores,

Me gustaría anunciar ahora el nuevo lema de mi gobierno. Es simple, directo y movilizador. Refleja con claridad cual será nuestra gran prioridad y señala hacia qué sector debe converger el esfuerzo de todas las áreas del gobierno. Nuestro lema será: ¡BRASIL, PATRIA EDUCADORA!

Se trata de un lema con doble significado. Al exclamar “BRASIL, PATRIA EDUCADORA” estamos diciendo que la educación será la prioridad de las prioridades, pero también que debemos buscar, en todas las acciones del gobierno, un sentido formador, una práctica ciudadana, un compromiso de ética y un sentimiento republicano.

Sólo la educación libera a un pueblo y le abre las puertas de un futuro próspero. Democratizar el conocimiento significa universalizar el acceso a una enseñanza de calidad en todos los niveles –del jardín al posgrado; Significa también llevar a todos los segmentos de la población –desde los más marginados, a los negros, a las mujeres y a todos los brasileños una educación de calidad.

A  lo largo  de este nuevo mandato, la educación comenzará a recibir volúmenes más significativos de recursos oriundos de los royalties del petróleo y del fondo social del presal. De este modo, a nuestra determinación política se sumarán más recursos y más inversiones.

Continuaremos expandiendo el acceso a las guarderías y a los jardines  de infancia garantizándoles a todos el cumplimiento de la meta de universalizar, hasta 2016, el acceso de todos los niños de 4 y 5 años al jardín de infantes. Daremos secuencia a la implementación de la alfabetización  a la edad correcta y a la educación de tiempo completo. Condición para que nuestro énfasis en la enseñanza media sea efectiva porque a través de ella buscaremos, en conjunto con los estados, hacer efectivos cambios curriculares y perfeccionar  la formación de los docentes. Sabemos que esta área es frágil en nuestro sistema educativo.

El Pronatec ofrecerá, hasta 2018, 12 millones de vacantes para que nuestros jóvenes, trabajadores y trabajadoras tengan más oportunidades de conquistar mejores empleos y puedan contribuir todavía más al aumento de la competitividad de la economía brasileña. Daré especial atención al Pronatec Joven Aprendiz, que permitirá a las micro y pequeñas empresas contratar a jóvenes para trabajar en su establecimiento.

Continuaremos apoyando a nuestras universidades y estimulando su aproximación con los sectores más dinámicos de nuestra economía y de nuestra sociedad. El programa Ciencia Sin Fronteras seguirá garantizando becas de estudio en las mejores universidades del mundo para 100 mil jóvenes brasileños.

Queridas y queridos brasileños y brasileñas

El Brasil continuará como un país líder, en el mundo, en políticas sociales transformadoras. A los beneficiarios del programa Bolsa Familia les continuaremos asegurando el acceso a las políticas sociales y a nuevas oportunidades de ingresos. Se dará un especial relieve a la formación profesional de los beneficiarios adultos y a la educación de los niños y de los jóvenes.

Con la tercera etapa del programa Mi Casa, Mi Vida contrataremos a 3 millones de nuevas viviendas más, que se suman a las 2 millones entregadas hasta 2014 y al millón 750 mil que están en construcción y que se entregarán en este segundo mandato.

En el área de la salud, reafirmo nuestro compromiso de fortalecer el Sistema Único de Salud (SUS). Sin duda, la marca más fuerte de mi gobierno, en el primer mandato, fue la implantación del programa Más Médicos, que llevó la atención básica de la salud a más de 50 millones de brasileños, en las áreas más vulnerables de nuestro país. Persistiremos, ampliando las vacantes para graduación y para la residencia médica, para que cada vez más jóvenes brasileños puedan recibirse de médicos y, así,  asegurar la atención al pueblo brasileño. En este segundo mandato, implantaré el programa Más Especialidades para garantizar el acceso eficaz y en tiempo oportuno a los pacientes que necesiten consulta con  un especialista, análisis y los respectivos procedimientos.

Asumo, con todas las brasileñas y todos los brasileños, el compromiso de redoblar nuestros esfuerzos para cambiar l situación de la seguridad pública en nuestro país. Instalaremos Centros de Comando y Control en todas las capitales, ampliando la capacidad de acción de nuestras policías y la integración de los órganos de inteligencia y de las fuerzas de seguridad pública. Reforzaremos las acciones y nuestra presencia en las fronteras para  combatir el tráfico de drogas y de armas con el Programa Estratégico de Fronteras, realizado en una asociación entre las Fuerzas Armadas y las policías federales, entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Justicia.

Principalmente, voy a proponer al Congreso Nacional alterar la Constitución Federal, para tratar la seguridad pública como una actividad común a todos los entes federados, permitiendo así a la Unión establecer directivas y normas generales válidas para todo el territorio nacional, para impulsar políticas uniformes en el país y diseminar la adopción de buenas prácticas en el área policial.

Señoras y Señores,

Invertimos mucho y en todo el país sin abdicar, ni un solo momento, de nuestro compromiso con la sustentabilidad ambiental, la sostenibilidad ambiental de nuestro desarrollo. Un dato expresa claramente este compromiso: alcanzamos, en los cuatro años de mi primer mandato, las cuatro tasas más bajas de deforestación de la Amazonia.

En los últimos 4 años, el Congreso Nacional aprobó un nuevo Código Forestal e implementamos el Catastro Ambiental Rural, el CAR. Vamos a profundizar la modernización de nuestra legislación ambiental y, ya a partir de este año, nos involucraremos fuertemente en las negociaciones climáticas internacionales para que nuestros intereses sean contemplados en el proceso de establecimiento de los parámetros globales de la reducción de emisiones.

Nuestra inserción soberana en la política internacional seguirá siendo marcada por la defensa de la democracia, por el principio de no intervención y respeto a la soberanía de las naciones, por la solución negociada de los conflictos, por la defensa de los Derechos Humanos, y por la lucha contra la  pobreza y las desigualdades, por la preservación del medio ambiente y por el multilateralismo. Insistiremos en la lucha por la reforma de los principales organismos multilaterales, cuya gobernabilidad no refleja hoy la actual correlación global de fuerzas.

Mantendremos la prioridad con Sudamérica, Latinoamérica y el Caribe, que se traducirá en el empeño por fortalecer el Mercosur, la Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), sin discriminación de orden ideológico. Agradezco, inclusive, la presencia de mis queridos colegas y gobernantes de América Latina aquí presentes. De la misma forma se dará énfasis a nuestras relaciones con  África, con los países asiáticos y con el mundo árabe.

Con los Brics, nuestros socios estratégicos globales –China, India, Rusia y Sudáfrica–, avanzaremos en el comercio, en la asociación científica y tecnológica, en las acciones diplomáticas y en la implementación del Banco de Desarrollo de los Brics y también en la implementación del arreglo de reservas de contingencia.

Es de gran relevancia perfeccionar nuestro relacionamiento con los Estados Unidos, por su importancia económica, política, científica y tecnológica, sin hablar del volumen de nuestro comercio bilateral. Lo mismo es válido para nuestras relaciones con la Unión Europea y con Japón, con los cuales mantenemos lazos fecundos.

En 2016 los ojos del mundo se volverán una vez más hacia el Brasil, con la realización de las Olimpíadas. Estamos seguros de que, una vez más, como sucedió en la Copa del Mundo, vamos a mostrar la capacidad de organización del Brasil y, ahora, en una de las más bellas ciudades del mundo, nuestro Rio de Janeiro.

Amigos y amigas,

Todo lo que estamos diciendo, todo lo que estamos proponiendo converge en un gran objetivo: ampliar y fortalecer la democracia, democratizando verdaderamente el poder. Democratizar el poder significa luchar por la reforma política, oír con atención a la sociedad y a los movimientos sociales y buscar la opinión del pueblo para reforzar la legitimidad de las acciones del Ejecutivo. Democratizar el poder significa combatir enérgicamente la corrupción. La corrupción le roba el poder legítimo al pueblo. La corrupción ofende y humilla a los trabajadores, a los empresarios y a  los brasileños honestos y de bien.  La corrupción debe ser extirpada.

El Brasil sabe que jamás pacté con cualquier ilícito o delito. Mi gobierno fue el que más apoyó el combate a la corrupción, por medio de la creación de leyes más severas, por la acción incisiva y libre de ataduras de los órganos de control interno, por la absoluta autonomía de la Policía Federal como institución del Estado, y por la independencia siempre respetada frente al Ministerio Público. Los gobiernos y la Justicia estarán cumpliendo los papeles que se espera de ellos: castigar ejemplarmente los actos corruptos y a los corruptores.

La lucha que venimos emprendiendo contra la corrupción y, principalmente, contra la impunidad, tendrá todavía más fuerza con el paquete de  medidas con el que me comprometí durante la campaña, y me comprometo a someter a la apreciación del Congreso Nacional todavía en este primer semestre.

Son cinco medidas: transformar en delito y castigar con rigor a los agentes públicos que se enriquecen sin justificación o que no demuestren el origen de sus ganancias; modificar la legislación electoral para transformar en delito la práctica de una segunda  caja; crear una nueva especie de acción judicial que permita la confiscación de los bienes adquiridos de manera ilícita o sin comprobar; alterar la legislación para agilizar el juzgamiento de procesos que involucren el desvío de recursos públicos; y crear una nueva estructura, a partir de negociar con el Poder Judicial, para dar mayor agilidad y eficiencia a las investigaciones y procesos promovidos contra aquellos que tienen fueros privilegiados.

En esencia, estas medidas tienen como objetivo garantizar procesos y enjuiciamientos más rápidos y penas más duras, pero jamás podrán agredir el amplio derecho de defensa y el contradictorio; jamás podrán significar la condena previa sin defensa de inocentes.

Estoy proponiendo un gran pacto nacional contra la corrupción, que abarca todas las esferas de gobierno y todos los núcleos de poder, tanto en el ambiente público como en el privado.

Señoras y Señores,

Como hice en el momento de mi investidura, quiero referirme ahora a nuestra Petrobras, una empresa con 86 mil empleados dedicados, honestos y serios, que tuvo, lamentablemente, algunos funcionarios que no supieron honrarla, y fueron alcanzados por el combate a la corrupción.

Petrobras venía pasando  por un vigoroso proceso de mejoramiento de gestión. La realidad actual sólo refuerza nuestra determinación de implantar, en Petrobras, la más eficiente y rigurosa estructura de gobernanza y control que ninguna empresa ha tenido nunca en el Brasil.

Petrobras es capaz de eso y de mucho más. Se ha convertido en la mayor empresa del mundo en capacitación técnica para la prospección de petróleo en aguas profundas. Eso dio como resultado el mayor descubrimiento de petróleo desde inicios de siglo –los yacimientos del presal–, cuya explotación, que ya es una realidad, va a convertir al Brasil en uno de los mayores productores de petróleo del planeta.

Tenemos muchos motivos para preservar y defender a Petrobras de predadores internos y de sus enemigos externos. Por eso, vamos a investigar rigurosamente todo lo que se hizo mal y fortalecerla cada vez más. Vamos, principalmente, a crear mecanismos que eviten que hechos como estos vuelvan a ocurrir. El saludable empeño de la Justicia, de investigar y castigar, debe también permitirnos reconocer que Petrobras es la empresa más estratégica para el Brasil y la que más contrata e invierte en el país.

Tenemos, por lo tanto, que saber investigar y saber punir, sin debilitar  a Petrobras, ni disminuir  su importancia para el presente y para el futuro. No podemos permitir que Petrobras sea el blanco de un cerco especulativo de intereses contrariados con la adopción de un esquema de reparto y de la política de contenido nacional que aseguraron a nuestro pueblo el control sobre nuestras riquezas petrolíferas. Petrobras es mayor que cualquier crisis y, por eso, tiene la capacidad de superarlas y salir más fuerte que antes.

Queridos brasileños y queridas brasileñas,

El Brasil no será siempre un país en desarrollo. Su destino es ser un país desarrollado y justo, y ese es el destino que estamos construyendo y buscando cada vez más, con el esfuerzo de todos, construir. Una nación donde todas las personas tengan las mismas oportunidades: de estudiar, de trabajar, de vivir en condiciones dignas  en la ciudad o en el campo. Un país que respeta y preserva el medio ambiente y donde todas las personas pueden tener los mismos derechos: a la libertad de información y de opinión, a la cultura, al consumo, a la dignidad, a la igualdad independientemente de la raza, credo, género o sexualidad.

Dedicaré obstinadamente todos mis esfuerzos para conducir al Brasil a iniciar un nuevo ciclo histórico de cambios, de oportunidades y de prosperidad, cimentado en el fortalecimiento de una política económica estable, sólida, intolerante con la inflación, y que nos lleve a retomar una etapa de crecimiento robusto y sostenible, con mayor calidad en los servicios públicos. Asumo aquí un compromiso con el Brasil que produce y con el Brasil que trabaja.

Reafirmo también mi respeto y mi confianza en el Poder Judicial, en el Congreso Nacional, en los partidos y en los representantes del pueblo brasileño. Reafirmo mi fe en la política, en la política que transforma para mejor la vida del pueblo. Les pido a las  señoras y a los señores parlamentarios que juntemos las manos en favor del Brasil, porque la mayoría de los cambios que el pueblo exige tienen que nacer aquí, en la gran casa del pueblo.

Mis amigos y mis amigas,

Estuve ya  algunas veces un poco cerca de la muerte y de estas situaciones salí convertida en una persona mejor y más fuerte.

Soy una ex opositora de un régimen de fuerza que me provocó dolor y me dejó  cicatrices, pero no tengo ningún deseo de venganza. Pero este proceso jamás destruyó en mí el sueño de vivir en un  país democrático y la voluntad de luchar y de construir este país cada vez mejor. Por eso, siempre me emociono al decir que soy una sobreviviente. También enfrenté enfermedades pero, si me permiten, quiero decir más: pertenezco a una generación vencedora. Una generación que vio la posibilidad de la democracia en el horizonte y la vio realizarse.

Estas dos características me acercan al pueblo brasileño –también un sobreviviente y un vencedor, que jamás abdica de sus sueños. Lucha para realizarlos.

Dios puso en mi pecho un corazón lleno de amor por mi patria. Antes que nada, y como decía la música, un corazón valiente no es aquel que no tiene miedo de nada, sino aquel que controla el miedo. Un corazón que late en el pecho con la energía del amor, del sueño y, sobre todo, con la posibilidad de construir un Brasil desarrollado. No tengo miedo de proclamar ante ustedes que vamos a vencer todas las dificultades, porque tenemos la llave para vencerlas, vencer todas las dificultades.

Esta llave puede ser resumida en un verso, y ese verso tiene de cierta forma un sabor de oración y dice lo siguiente:

"Lo imposible se hace ahora; sólo los milagros quedan para después".

Muchas Gracias.

¡Viva el Brasil y viva el pueblo brasileño!