24-06-2013 - Discurso de la Presidenta de la República Dilma Rousseff durante reunión con gobernadores y alcaldes de capitales
Buenas tardes a todos. Vamos a dar comienzo a esta reunión de gobernadores y alcaldes. Antes que nada quiero desearles buenos días a todos y saludar a los queridos gobernadores y a las queridas gobernadoras, a las estimadas alcaldesas y a los estimados alcaldes.
En primer lugar, quiero darles las gracias por su presencia y por responder sin demora a mi invitación para debatir el delicado momento que vive el país. Más que un debate, hemos venido a buscar, evidenciar y encontrar soluciones. Buscamos respuestas, todas ellas republicanas y participativas, para los problemas que inquietan y movilizan al pueblo brasileño.
En los últimos años Brasil viene pasando por un proceso inequívoco e ininterrumpido, tal vez el proceso de cambio más grande de nuestra historia. Hemos combinado estabilidad económica y amplias libertades democráticas con el crecimiento económico y una masiva creación de puestos de trabajo. Tenemos, posiblemente, la tasa de desempleo más baja del mundo.
Políticas públicas innovadoras han permitido incluir a 40 millones de personas en un intenso proceso de reducción de las desigualdades. El país dejó de ser gobernado para sólo un tercio de la población y es gobernado por toda la población.
En estas condiciones, Brasil ha creado un amplio mercado de consumo masivo y ha avanzado en la construcción de la ciudadanía. Ahora el pueblo ha salido a las calles para decir que desea que los cambios continúen, que se amplíen, que se produzcan aún más rápido. Nos está diciendo que quiere más ciudadanía, una ciudadanía plena. Las calles nos están diciendo que el país quiere servicios públicos de calidad, quiere mecanismos más eficaces para luchar contra la corrupción que aseguren el buen uso del dinero público, quiere una representación política permeable a la sociedad, en la que, como dije antes, el ciudadano y no el poder económico estén en primer lugar.
Es muy bueno que la gente esté diciendo todo esto en voz alta y clara.
Corresponde a cada uno de nosotros –presidenta, ministros, gobernadores, gobernadoras, alcaldesas, alcaldes–, corresponde a cada uno de nosotros cumplir con esta nueva y decisiva dimensión de la voluntad popular.
Todos nosotros sabemos dónde se encuentran los problemas. Todos nosotros sabemos que podemos construir soluciones. Sin embargo, sabemos también que hay un sinnúmero de dificultades para resolverlos. Yo misma he enfrentado, desde que asumí la Presidencia, innumerables barreras, pero la energía que nos llega desde las calles es mayor que cualquier obstáculo. Junto con la población podemos resolver los grandes problemas. No hay razón para que permanezcamos inertes, conformes o divididos.
Así es que compañeros, compañeras gobernadoras, compañeros gobernadores, alcaldesas y alcaldes, les traigo propuestas concretas y disposición política para que construyamos por lo menos cinco pactos en beneficio de Brasil. El primer pacto es por la responsabilidad fiscal, para garantizar la estabilidad de la economía y el control de la inflación. Este es un pacto perenne de todos nosotros. Esta es una dimensión especialmente importante en el momento actual, cuando la prolongada crisis económica mundial aún castiga, con volatilidad, a todas las naciones.
El segundo pacto es en torno a la construcción de una amplia y profunda reforma política que amplíe la participación popular y amplíe los horizontes de la ciudadanía. Este tema, todos lo sabemos, ya entró y salió de la agenda del país varias veces, y es necesario que nosotros, dándonos cuenta de que en las últimas décadas ha entrado y salido varias veces, tengamos la iniciativa de romper el impacto. Quiero en este momento proponer el debate sobre la convocatoria a un plebiscito popular que autorice la entrada en funcionamiento de un proceso constituyente específico para llevar a cabo la reforma política que tanto necesita el país. Brasil está maduro para avanzar y ya ha dejado claro que no quiere quedarse donde está.
Debemos también darle prioridad a la lucha contra la corrupción, de manera más contundente aún que lo que ya se está haciendo en todas las esferas. En este sentido, una iniciativa fundamental es una nueva legislación que clasifique a la corrupción dolosa como equivalente de los crímenes hediondos, con penas severas, mucho más severas. Además, todas las esferas administrativas de todos los poderes de la República deben esforzarse para agilizar la plena aplicación de la Ley de Acceso a la Información, que otorga al gobernante más instrumentos de combate contra la corrupción y contribuye a la participación ciudadana.
El tercer paso es en el tema de la Salud. Quiero proponer a los señores y señoras acelerar las inversiones ya contratadas en hospitales, unidades de atención rápidas (UPAs) y unidades básicas de salud. Por ejemplo, ampliar también la adhesión por parte de los hospitales filantrópicos al programa de canje de deudas por más atención, e incentivar el traslado de médicos a las ciudades y regiones que más los necesitan.
Cuando los médicos brasileños no estén disponibles, contrataremos profesionales extranjeros para trabajar exclusivamente en el Sistema Único de Salud.
Sobre este último aspecto, sé que vamos a enfrentar un buen debate democrático. Desde ya quiero decirle a la clase médica brasileña que esta no es, ni de lejos, una medida hostil o que falte al respeto a nuestros profesionales. Se trata de una acción de emergencia, localizada, que tiene en cuenta la gran dificultad que estamos enfrentando para encontrar médicos en número suficiente o dispuestos a trabajar en los áreas más remotos del país o en las zonas más pobres de nuestras grandes ciudades.
Siempre ofreceremos primero a los médicos brasileños las plazas por cubrir. Sólo después llamaremos a los médicos extranjeros. Pero debe quedar claro que la salud de los ciudadanos debe prevalecer sobre cualquier otro interés.
Brasil sigue siendo uno de los países que menos emplea médicos extranjeros en el mundo. Por ejemplo, el 37% de los médicos que trabajan en Inglaterra se han graduado en el exterior. En los Estados Unidos, son el 25%. En Australia, el 22%. En Brasil, sólo el 1,79% de los médicos son extranjeros. Mientras tanto, hoy por hoy hay zonas de nuestro país en las que la población no tiene atención médica. Esto no puede continuar.
Sabemos mejor que nadie que no vamos a mejorar la salud pública solo con la contratación de médicos, brasileños y extranjeros. Por consiguiente, vamos a tomar, juntamente con Uds., una serie de medidas para mejorar las condiciones físicas de la red de atención y de todo el ambiente de trabajo de los actuales y futuros profesionales. Al mismo tiempo, estamos llevando a cabo el mayor programa de la historia de expansión de plazas en las facultades de medicina y de formación de especialistas. Esto significará, entre otras cosas, la creación de 11.447 nuevas plazas en las carreras de grado y 12.376 nuevas plazas de residencia para estudiantes brasileños hasta el 2017.
El cuarto pacto se propone dar un salto en materia de calidad en el transporte público en las grandes ciudades, cambiar la matriz de este transporte. Hacer más metros, vehículos ligeros sobre rieles (VLTs) y carriles para autobús. Avanzar más rápido hacia el transporte público de calidad y accesible. El gobierno federal ha desgravado impuestos, lo que ha permitido la reducción de las tarifas de autobús en 7,23% y las de metro y tren en 13,75%. Además, hemos mantenido congeladas las tarifas de los metros y trenes operados por el gobierno federal desde el 2003. También hemos desgravado el Impuesto a la Producción Industrial para la compra de autobuses. Ahora estamos dispuestos a ampliar la reducción de los gravámenes PIS/COFINS sobre el combustible diesel de autobuses y la electricidad consumida por metros y trenes. Este proceso puede ser fortalecido por los estados y municipios a través de la exención de sus impuestos. Estoy segura de que Uds. señores, serán sensibles a esto.
Además, he decidido destinar R$ 50.000 millones más a nuevas inversiones en obras de movilidad urbana. Esta decisión es un reflejo de la demanda por la mejora del transporte colectivo en nuestro país, donde las grandes ciudades crecen y donde, en el pasado, se tomó la decisión equivocada de no invertir en sistemas de metro. Solo hasta hace muy poco, en las últimas décadas, el metro se convirtió en uno de los medios de transporte que se consideran como objeto de una inversión necesaria. Estoy segura de que en los últimos años Brasil ha recibido grandes inversiones en el área de transporte colectivo urbano y estamos muy orgullosos de haber participado, junto con los gobernadores y los alcaldes, en este gran esfuerzo.
Nuestro pacto tiene pues que asegurarle a la sociedad una gran participación en la discusión política sobre el transporte, una mayor transparencia y control social en el cálculo de las tarifas de autobús. Para ello, estoy creando el Consejo Nacional del Transporte Público, con la participación de la sociedad civil y de los usuarios finales. La creación de un Consejo similar en los municipios y regiones metropolitanas donde aún no existen será de extrema importancia.
Termino con el Pacto de la Educación Pública. Ninguna nación se desarrolla sin alfabetización a la edad adecuada y sin guarderías para la población que más las necesita, sin educación a tiempo completo, sin educación técnica profesional, sin universidades de excelencia, sin investigación, ciencia e innovación. Son condiciones esenciales para lograr estas metas la formación, la valorización y buenos salarios para los educadores, y eso requiere recursos.
Hemos hecho grandes avances en las últimas décadas para revertir el retraso secular de nuestra educación, pero ahora necesitamos –lo he dicho y lo repito– más recursos. Precisamente por eso mi gobierno viene luchando, junto con el Congreso Nacional, por que el 100% de las regalías del petróleo y sus recursos, el 50% de los recursos del pre-sal, a ser recibidos por las alcaldías, el gobierno federal, los municipios, y la parte de la Unión (nota del editor: persona jurídica que representa al gobierno federal), lo repito, se inviertan en educación. Confío en que los miembros del Congreso aprobarán este proyecto que se encuentra en trámite en el Legislativo con urgencia constitucional.
Mis amigas y amigos,
Yo coordiné y, en los últimos tiempos, he dado un gran énfasis al tema de la educación. Creo que todos sabemos que eso transforma, que ese esfuerzo por la educación transforma a los países en naciones desarrolladas. No hubo ningún país en el mundo que no haya concentrado tal esfuerzo en la educación y que hubiese llegado a la condición de país desarrollado.
Por tal razón me gustaría decirles aquí que, a lo largo de este proceso, este ha sido una cuestión sobre la que recibí mucha simpatía de gobernadores y alcaldes. Creo que este es un esfuerzo que debemos hacer para que se produzca un cambio significativo a corto, medio y largo plazo en nuestro país.
Señoras gobernadoras, señores gobernadores, alcaldes y alcaldesas,
Yo condené y advertí la semana pasada, en cadena nacional, que mi Gobierno no va a transigir en el mantenimiento de la ley y el orden, cohibiendo la acción de vándalos alborotadores que intentan perturbar el carácter pacífico de las manifestaciones.
Repito esta disposición ante Uds. señores y señoras y reafirmo mi compromiso de ayudarles en lo que sea necesario para garantizar la paz y la tranquilidad de nuestras ciudades.
Sin embargo quiero repetir principalmente que mi Gobierno está oyendo la voz democrática, las voces democráticas que salen y emergen de las calles y piden cambios. Hay que saber escuchar la voz de las calles. Sólo ella es capaz de darnos el impulso para caminar aún más rápido.
Es preciso que todos nosotros, todos sin excepción, entendamos estas señales con humildad y acierto. Esto vale no solo para nosotros, líderes de gobierno, sino también igualmente para los brasileños y las brasileñas que están en sus hogares y también para los que salieron a las calles.
Si aprovechamos bien el impulso de esta nueva energía política, podremos hacer más rápido mucho más. Depende de nosotros saber sacar más fuerzas de este momento para hacer más por Brasil y mucho más por los brasileños.
Antes de darles las gracias por la atención y por el hecho de haber venido aquí, de manera tan deliberadamente empeñada en encontrar solución para los problemas de nuestro país, quisiera pedirles a dos ministros de mi gobierno que hagan una breve aclaración sobre los temas de la salud y del transporte urbano colectivo. Sobre el pacto por la salud y el pacto por el tema de la movilidad urbana, y por el transporte público colectivo. Y sugiero que luego después comencemos nuestra reunión y nuestro debate, concediéndoles la palabra, por tiempo determinado, a los gobernadores y alcaldes. Nosotros somos cuanto menos 54 para hablar, 27 gobernadores y 27 alcaldes. En realidad 26 alcaldes, porque Brasilia no tiene alcalde. Así que somos 53.
Luego nosotros vamos a tener que pensar en un tiempo para que todos hablen o que al menos haya una representación por región y por los partidos que componen este grupo.